El maestro
del siglo XXI debe ser un maestro emprendedor,
innovador y creativo, que realice su trabajo por vocación y transmita y
genere confianza, un maestro que orienta, coordina, dinamiza, facilita,
integra, estimula y aprende.
Estos
maestros deben incorporar las TIC y liderar un nuevo tipo de enseñanza en el
que los profesores y los alumnos asuman nuevos papeles activos y compartan
responsabilidades. Los maestros deben liderar la adopción de las TIC en el aula
en vez de simplemente intentar ponerse al nivel de los alumnos.
El maestro
no será nunca reemplazado. Un ordenador no tiene emociones ni la capacidad de
inspirar de un buen maestro. Pero tenemos que preguntarnos cuáles son las
nuevas habilidades y competencias que los profesores y los alumnos necesitan desarrollar
en el siglo XXI y si los estamos preparando para el futuro o para el pasado. El
aula se ha quedado antigua en un mundo donde los estudiantes absorben la mayor
parte de la información mediante las redes sociales o internet y donde el papel
jerarquizado profesor-alumno ya no funciona.
De este modo
podemos sacar ventaja del uso que hacen los estudiantes de canales como blogs,
Facebook, Twitter o incluso mensajes móviles para diseñar un nuevo modelo
educativo.
Por ejemplo:
hacer que los niños memoricen en las clases de geografía es mucho menos
productivo que dejarlos que se pierdan en Google Earth.
En el siglo
XXI, necesitamos más que aprender o aprender a aprender. Esto funcionó en el
siglo XX pero no ahora cuando el aprendizaje debe centrarse en cultivar la imaginación.
El proceso
de aprendizaje debe conectar con las cosas que a los estudiantes les apasionan,
un aprendizaje significativo. De este
modo el maestro facilita a los alumnos el desarrollo de la comunidad de
aprendizaje.
Estos maestros
deben coordinar el trabajo consensuado,
es decir, que los alumnos también sean partícipes de las decisiones que se toman
en el aula, deben crear ambientes
flexibles en las aulas, como base del aprendizaje colaborativo, deben ser
los mediadores del conocimiento para
propiciar el descubrimiento, deben estimular
el logro de competencias y actitudes que, una vez generadas, conducirán al
alumno a completar “lo que no llegó a ver en clase”.
Los niños
son el futuro de este país, hay que fomentar la creatividad y las ganas de
trabajar, de potenciar su talento y abrir el camino a sus sueños.
Si
comenzamos a inculcar a los niños que no hay que tener miedo a fracasar, que es
necesario fracasar para poder lograr tus sueños y que pase lo que pase hay que
intentarlo, de este modo conseguiremos jóvenes entusiasmados con su trabajo y
profesores fanatizados con sus acciones.
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